A medida que el año 2024 llegaba a su fin, el oro no solo brilló, sino que se disparó espectacularmente, marcando su mejor rendimiento anual desde 2010 con un aumento del 26%, alcanzando un impresionante precio de 2.626,80 USD por onza. Este fuerte repunte refleja un año tumultuoso en el que las tensiones geopolíticas y las incertidumbres económicas llevaron a los inversores hacia este tradicional refugio de valor. Pero, ¿qué depara el 2025 para el oro ante las presiones inflacionarias previstas?
Resumen del rendimiento del oro en 2024
La evolución del oro en 2024 fue de lo más dramática. El metal precioso alcanzó un máximo histórico de 2.790 USD por onza a finales de octubre, impulsado por varios factores. Uno de los principales fue los agresivos recortes de tipos por parte de la Reserva Federal de EE. UU. en la segunda mitad del año, con el objetivo de mitigar el riesgo de un crecimiento económico más lento, agravado por las tensiones geopolíticas. Además, la demanda constante por parte de los bancos centrales y del sector privado reafirmó el papel del oro como inversión estable en tiempos de incertidumbre.
Sin embargo, no fueron solo las políticas monetarias las que reforzaron el atractivo del oro. El clima geopolítico, con tensiones continuas en Oriente Medio y los efectos inciertos de las políticas comerciales de la nueva administración estadounidense, complicaron aún más las perspectivas económicas globales. Ante este panorama, los inversores recurrieron al oro como cobertura frente a la volatilidad del mercado y la devaluación de las divisas.
Indicadores económicos e influencia en el precio del oro
Tipos de interés e inflación
La relación entre tipos de interés, inflación y precios del oro es compleja, pero fundamental. Normalmente, unos tipos de interés bajos reducen el coste de oportunidad de mantener activos que no generan rendimiento, como el oro. Por el contrario, unos tipos altos pueden restarle atractivo. No obstante, el oro también se considera tradicionalmente como una cobertura frente a la inflación. Con la Reserva Federal insinuando menos recortes en 2025, la atención se centra en las tasas de inflación. Si estas aumentan como se espera, debido a políticas fiscales expansivas o nuevas disrupciones económicas, el oro podría seguir subiendo, ya que los inversores buscarán preservar el valor de su capital.
Tensiones geopolíticas
Los riesgos geopolíticos —desde el conflicto entre Rusia y Ucrania, hasta las tensiones en Oriente Medio y las posibles disputas comerciales entre EE. UU. y China— podrían seguir impulsando el precio del oro. En entornos de incertidumbre, el oro suele fortalecerse como refugio seguro, elevando su cotización.
Compras de bancos centrales
Los bancos centrales continúan siendo compradores netos de oro, viéndolo como un diversificador y una cobertura frente a otras divisas de reserva. En 2024, destacaron las compras del Banco de la Reserva de la India y el Banco Nacional de Polonia, lo que refleja una postura alcista sostenida sobre el metal. Se espera que esta tendencia persista en 2025, actuando como soporte para los precios.
Pronóstico para el oro en 2025
Dado el entorno macroeconómico incierto y las políticas monetarias previstas, es plausible que el oro pruebe el nivel psicológico de los 3.000 USD por onza en 2025. Analistas de entidades como Goldman Sachs y Bank of America respaldan esta perspectiva, citando la demanda sostenida y unos tipos de interés relativamente bajos como factores clave.
Estrategias de inversión
Para los inversores, se recomienda una estrategia equilibrada. Asignar alrededor del 5% de una cartera diversificada al oro puede actuar como amortiguador frente a la inflación y los riesgos cambiarios. Además, dado que los bancos centrales seguirán adquiriendo oro, apoyando precios más altos, el metal continúa siendo una inversión atractiva para quienes desean preservar su capital en mercados volátiles.
Conclusión
La inflación y sus previsibles impactos sobre la economía global representan tanto un desafío como una oportunidad para los inversores en oro. Aunque la posibilidad de tipos de interés más altos en 2025 puede restar algo de atractivo al metal, las incertidumbres económicas y geopolíticas que probablemente dominarán el panorama mantienen un pronóstico alcista. En este contexto, el oro sigue siendo un componente esencial en las carteras de inversión, especialmente como cobertura frente a la inflación y los riesgos sistémicos.
