¿Está pensando en invertir en oro? ¿Son los fondos cotizados en bolsa la mejor forma de invertir en oro, o es mejor poseerlo físicamente? Si su objetivo es invertir de verdad en oro a largo plazo, el oro físico no es sólo una opción, sino la joya de la corona. Por otro lado, si lo suyo es el trading, los ETF de oro pueden ser lo suyo. Pero seamos claros: tener ETFs de oro como inversión es como llevar un cuchillo de goma a un tiroteo si las cosas van mal económicamente. He aquí por qué.
El oro real y físico siempre está ahí: El oro físico ha sido el epítome del valor y la preservación de la riqueza durante milenios. No es una mercancía más; es la base de la seguridad financiera, un activo tangible que no se marchita bajo el calor de las crisis económicas o las tensiones geopolíticas. En un mundo cada vez más virtual, el oro es un bastión de estabilidad. No está sujeto a los caprichos de los fallos electrónicos ni a la fragilidad de las instituciones financieras. Cuando las cosas van mal, el oro físico sigue ahí, brillando con resistencia, mientras que las promesas en papel bien podrían ser yesca para el fuego.
Los ETF de oro son buenos para especular, pero no para invertir: Ahora hablemos del elefante en la habitación: los ETFs de oro. Claro, brillan con el encanto de la comodidad y la liquidez. Le permiten entrar y salir de la exposición al oro con sólo pulsar un botón, sin la molestia de almacenar y asegurar lingotes o monedas físicas. Es emocionante, accesible y carece de sentido si lo que busca es seguridad real a largo plazo.
¿Por qué? Porque los ETF de oro, con todo su brillo, son esencialmente "oro de papel".
Son instrumentos financieros que prometen exposición a los precios del oro sin los inconvenientes de la propiedad física. Pero aquí está el truco: en los escenarios en los que más se necesita el oro -pensemos en recesiones económicas, picos de inflación o fallos catastróficos del sistema financiero- tener un derecho sobre una representación digital del oro no va a ser suficiente. No se puede tener un ETF. No se puede almacenar para un día lluvioso. En los escenarios más graves, el valor de su ETF es tan sólido como las instituciones que lo respaldan, que, como ha demostrado la historia, pueden ser alarmantemente frágiles.
El oro físico ha superado la prueba del tiempo: Invertir en oro físico es abrazar la seguridad tangible que ofrece. Se trata de poseer una pieza de valor intemporal que ha sobrevivido a imperios, divisas y sistemas financieros. Es un seguro contra la naturaleza impredecible de nuestro mundo. Es el último activo "en caso de emergencia" que permanece firme cuando todo lo demás está en el aire.
En cambio, los ETF de oro tienen una finalidad distinta. Sirven para operar, para especular con los precios del oro sin mancharse las manos. Son para aquellos que ven el oro como una línea en un gráfico, no como un pilar fundamental de seguridad financiera. Y no hay nada malo en ello, siempre que se entienda el papel que desempeñan.
Si se toma en serio la inversión en oro, la elección está clara: el oro físico es el camino a seguir. Es la única forma de inversión en oro que realmente resiste, tanto en sentido literal como figurado, cuando las cosas se ponen difíciles. El oro de papel, en forma de ETF de oro, puede tener su lugar en la caja de herramientas de los operadores, pero es un pobre sustituto del oro real cuando se trata de invertir. En el gran esquema de las cosas, nada supera el brillo del oro físico cuando se trata de asegurar su futuro financiero.